Las corridas de toros tienen vigencia legal en Quito, es verdad, pero no por eso son legítimas. De hecho, absolutamente lo contrario.
La comisión taurina de la ciudad ha vuelto a ser integrada para un perìodo màs, pero acoge en esta ocasión un interés pobre y debilitado por parte de los seguidores de estos espectáculos cruentos quienes, como ya se ha visto, han mudado a aficiones de tinte menos rojo (menos mal). Los desesperados al parecer son los empresarios, aunque no deberían ya que sus pequeñas o grandes dehesas siguen produciendo papas, habas y demás vegetales, o se estàn transformando en hosterias de campo que posiblemente sean una mejor inversión a largo plazo.
La comisiòn taurina (conformada prácticamente por los mismos concejales del período anterior, no hay “sangre” nueva) tiene la insólita tarea de oponerse al 51% de quiteños que votaron en mayo de 2011 por la prohibición de espectáculos donde se den muerte a los animales, tal como son las corridas de toros (donde el toro es asesinado en los corrales o chiqueros… muerte al fin) e intentar levantar los espectáculos taurinos en la capital ecuatoriana.
Y en la mitad de ello hay que ver qué planes tiene el Club Taurino de Quito y demás adeptos quienes en afán de reavivar lo “inreavivable” hicieron una demostración de muletas, capotes y verónicas en un concurrido bulevar de Quito hace un par de semanas, sin mucho éxito claro (de lo que pude apreciar en los minutos que estuve allí).
Lo que si me atrevo a decir es que una cosa es segura: las corridas de toros en Quito viven su decadencia, el maltrato animal ya no es tolerado, porque nunca debió ser tolerado…
Por los animales, por la sociedad, por los niños, ¡no más violencia!
¡no más corridas de toros!
foto de una escultura del artista chino Ai Weiwei