En TerrAnimal creemos que en nuestro país, como nunca antes (por lo menos no como en los últimos 15 años), tendremos la oportunidad ciudadana de presionar y exigir que se adopten políticas integrales, coherentes, oportunas y sostenidas respecto a protección animal, sobre todo respecto a la fauna urbana, un gran problema, un secreto a voces para las autoridades las cuales no han tenido la decencia de acatar dentro de sus políticas tomando en cuenta la existencia de una enorme cantidad de argumentos que relacionan el propio bienestar humano con el bienestar de los animales.
Siendo así, consideramos que las propuestas que grupos de protección y ciudadanos debemos plantear a los candidatos (o quién sabe, sean ellos los que busquen nuestra ayuda) deben girar en torno a algunos ejes fundamentales (que sin ser los únicos, tal vez sean los más importantes) y que podemos resumir de la siguiente forma:
La violencia hacia los animales como un indicador de violencia social.
Contrario a lo acontecido en nuestro país, hace un par de meses España modificó los artículos de su Código Penal elevando las penas por maltrato a los animales (no sólo domésticos) las cuales incluyen reclusión. Entidades como la Asociación Americana de Criminología han hecho diversas publicaciones sobre la estrecha relación entre violencia a edad temprana contra pequeñas especies (insectos, reptiles, roedores y pequeños mamíferos) y violencia interpersonal e intrafamiliar en edad adolescente y adulta. Lo propio ha hecho el Grupo de Estudio de la Violencia hacia Humanos y Animales GEVHA
Identificar y analizar el maltrato a los animales, en especial a los de compañía, permite prevenir no solamente el mismo maltrato animal, sino la posibilidad de que escale a otros grupos vulnerables como niños, mujeres y adultos mayores.
Salud pública
La sobrepoblación canina y felina en las ciudades es un problema generado por el ser humano y debe ser solucionado por él mismo. La exterminación masiva de perros y gatos ha demostrado no ser una respuesta a este problema. Los programas de descanización implementados desde los años setenta demostraron no ser nada efectivos, por el contrario, crearon graves problemas: enormes cantidades de cadáveres en las vías y parques (¡qué escenario para las personas sensibles!), envenenamientos a animales con familia (dueños) y como si eso fuera poco, el fallecimiento de seres humanos (niños de barrios marginales que murieron al ingerir los sebos enveneados).
Al ser estos animales los más abundantes en nuestro entorno urbano, su salud y bienestar tiene una muy estrecha relación con la nuestra:
Enfermedades zoonósicas (de transmisión humano-animal y viceversa), cadáveres en descomposición, ataques, heces y orina en las calles, basura desperdigada en parques y plazas son solo algunos de los muchos problemas de salud animal y humana que debemos enfrentar.
La culpa, claro está, no es de los animales, quienes se rigen a su instinto de supervivencia.
La prevención a través de la masificación de los servicios veterinarios, campañas de vacunación, campañas de esterilización y de concientización son la respuesta que la sociedad clama cada vez con más fuerza.
Inversión social y económica traducida en beneficios a largo plazo
Contrario a lo que la mayoría de las autoridades políticas creen, invertir en salud animal y programas de prevención, representa a corto, mediano y largo plazo, la obtención de resultados contundentes y de impacto positivo sobre la población tanto humana como animal.
Las encuestas que hemos manejado en TerrAnimal durante las campañas de esterilización que hemos organizado y apoyado arrojan resultados tan interesantes como por ejemplo que en barrios urbanos marginales existe una relación de un animal por cada miembro de la familia, y para casi un 95% de los encuestados (siempre barrios marginales y de necesidades socioeconómicas profundas) el principal problema para mantener bien a sus animales es la falta de acceso a servicios veterinarios, ya que apenas pueden como promedio, gastar un 5% de su salario (20 usd) en su cuidado.
Para la mayoría de los encuestados resulta una gran tranquilidad que sus animales no se sigan reproduciendo, ya que pueden darles un mejor trato (tranquilidad sicológica y económica para la familia) y pueden seguir contando con la compañía de un perro o gato (muchas veces compañeros de juego de los niños) con seguridad respecto a la salud de todos.
Los gastos en los que deben incurrir los gobiernos seccionales se reducen, puesto que a mayor control de la población canina y felina y sobre todo mayor conciencia de la gente, menos calles y espacios públicos sucios; menos ataques a niños y adultos mayores, menos enfermedades parasitarias, cuya cura es subvencionada por el sistema público de salud, etc.
Protección animal, una cuestión moral
Finalmente y desde nuestro punto de vista,lo más importante: parafraseando a Mahatma Ghandi: “La salud moral, el progreso ético y la búsqueda de la paz social se pueden medir por la forma en que los animales son tratados”.
Es grave, muy grave, encontrar en nuestra sociedad personas que golpean animales hasta dejarlos moribundos, inhabilitados o muertos; adolescentes que sodomizan perras con objetos diversos o que matan a pequeños mamíferos con armas corto punzantes, niños que desmiembran pequeños reptiles o “juegan” sádicamente con insectos.
Detengámonos a pensar seriamente. Aunque parezcan acciones “inofensivas” o por simple curiosidad, ¿qué tan aceptable es que un niño mate un animal?, ¿qué dice eso de nuestra salud moral?.
Cosas para pensar al momento de escoger un candidato en estas próximas elecciones, ¿o no?.
