La fauna silvestre está comprendida por los animales no domesticados que habitan en ambientes naturales (manglares, selvas, océanos, mares, lagunas, bosques, humedales, pantanos, entre otros) y subsisten sin intervención del ser humano.

Los animales silvestres están gravemente amenazados por la incidencia de las personas y sus actividades expansivas y extractivas: tala de bosques para agroindustria, monocultivos o plantaciones madereras, sobrepesca, cacería ilegal, captura para comercio y tráfico de especies, etcétera. Es por eso que si un animal silvestre se encuentra en un lugar diferente a su ecosistema natural, lo más probable es que haya sido extraído abruptamente por humanos. En la mayoría de los casos, las redes de tráfico de especies matan a las madres (especialmente en primates y felinos) para poder llegar a las crías, mismas que mueren en un muy alto porcentaje al ser separadas a edad muy temprana.

En el Ecuador, entre 2014 y 2021 más de 6.000 animales silvestres vivos han sido rescatados en operativos de control de tráfico de vida silvestre. Entre las especies más amenazadas están los loros, pericos, boas, tortugas, monos, coatíes, entre otras. Cabe mencionar que el tráfico de especies maneja ilegalmente millones de dólares y no es tratado con la gravedad del tema desde las instituciones de control. Un claro ejemplo de esto es la pesca ilegal y el tráfico de aletas de tiburón, que ha permitido que nuestro país se encuentre en los primeros puestos a nivel mundial como exportador de aletas de tiburón.